La política es casi tan emocionante como la guerra, y no menos peligrosa; en la guerra podemos morir una vez, en la política, varias.
Winston Churchill (1874-1965) Primer Ministro británico
Claudia Sheinbaum incluyó en su lista de “países progresistas”, además obviamente de México, a Venezuela, a Cuba y a Bolivia. Y si a esas naciones les llama “progresistas”, no podía dejar de lado a Chile, Uruguay, Honduras y Brasil.
No abundó, pero hubiera sido interesante que alguno de los reporteros presentes en la mañanera de este martes, le preguntara exactamente qué entiende por “progresista” o cómo define a una nación como tal.
Puede inferirse que los califica así no como naciones, sino por el tipo de presidentes que tienen, porque se refirió en algunos de esos casos al nombre de los mandatarios. El punto es que sobre todo el cubano Jorge Díaz Canel y el venezolano Nicolás Maduro, tienen como común denominador su abierto autoritarismo, su violación sistemática a los derechos y libertades y su oposición a la democracia, a los organismos autónomos y a controles ciudadanos.
Patética la confesión de Sheinbaum. Un presidente no está obligado a decir todo lo que piensa. No es ninguna sorpresa su inclinación por contrapartes dictadores, pero tampoco estaba obligada a restregarlo en la cara al país que “gobierna”. Hacerlo público, sin rubor alguno, solo evidencia que tenemos por presidenta a alguien con el mismo perfil dictatorial, por si algún ingenuo aun pensaba lo contrario.
Y, como sus homólogos de Venezuela y Cuba, está en la misma sintonía de garantizar la extensión de su movimiento, en este caso la 4T, por décadas, para lo cual hará lo que tenga que hacer, legal o ilegal, moral o inmoral.
Para Sheinbaum ser “progresista” entonces significa violar derechos humanos, coartar libertades, restringir democracia, aliarse con el narco y los militares, empobrecer al pueblo para que dependa siempre de las dádivas gubernamentales, saquear las arcas públicas, pulverizar al poder judicial y propiciar el surgimiento de una nueva casta de millonarios, los encumbrados del gobierno y de su partido.
En todo caso, se agradece la sinceridad de Sheinbaum. Es un fuera máscaras respecto del destino del país…si lo permitimos. X @jaimelopezmtz
