La oposición parece destinada a fracasar porque no alcanza acuerdos, se advierten divisiones que ponen en riesgo su proyecto, no les alcanza ahora para, al menos, competir palmo a palmo a Morena independientemente de quien sea candidata o candidato del partido gobernante, las dirigencias del PAN, PRI y PRD parecen acostumbradas al fracaso porque es lo que han obtenido en los últimos años, han perdido sus bastiones, administran sus reveses.
Recién han renunciado al Partido Revolucionario Institucional los senadores Miguel Ángel Osorio, Eruviel Ávila, así como las senadoras Claudia Ruiz Massieu y Nuvia Mayorga quienes ahora diseñan el movimiento Congruencia por México, durante la gestión al frente del tricolor de Alejandro Moreno la fragmentación al interior se ha evidenciado en grado superlativo.
El PRI vive su peor crisis y ésta aún no concluye, sus fortalezas han desaparecido, un viejo priista del antiguo régimen expresó que la política no es para los improvisados y menos si estos son soberbios.
Ante la salida de los cuadros citados del tricolor del senado ya la bancada priista se reduce de 13 a solo 9 y con ello pasa a ser la cuarta fuerza política en la cámara alta, ya Movimiento Ciudadano les supera en número. Los números que refleja el dirigente nacional del PRI Alejandro Moreno son pobres, el que fuera una poderosa maquinaria partidista se arruinó. Cada organización vive su declive, ninguna es eterna, al parecer ya el tricolor entró de lleno a esa etapa en donde no se vislumbra un retorno exitoso.
En otra razón de ideas, ya el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que la senadora Xóchitl Gálvez será la futura candidata a la presidencia de la república por la oposición, otros ven al también panista Santiago Creel como el probable abanderado de los grupos tradicionales, el PRD parece respaldar a Silvano Aureoles, en el lado priista destaca Beatriz Paredes y Enrique de la Madrid.
Etapas de conjeturas, quinielas y proyecciones que se conjuntan en una enorme caja de especulaciones, aunque aún falta para saber las definiciones, aunque la oposición parece no atinar.
El pasado 1 de julio se cumplieron cinco años del triunfo apabullante de Andrés Manuel López Obrador y lo celebró en el zócalo capitalino, el discurso plagado de un aire triunfalista se dejó escuchar, en aquellos comicios la ventaja fue contundente y los candidatos opositores reconocieron más temprano que tarde el resultado que marcaba el inicio de la tercera alternancia en el siglo XXI.
López Obrador es un político atípico, es su principal propagandista, su popularidad se mantiene en lo alto y continúa como el principal activo de su partido que reporta triunfos electorales que se deben al carisma del mandatario.
Morena no es un partido ortodoxo, es un movimiento que suma a los diversos, el Partido de la Revolución Democrática que hoy está en vías de su extinción exportó a la mayoría de sus cuadros al ahora gobernante, al parecer el éxodo continuará.
Cinco años del triunfo electoral de López Obrador, el mandatario divide opiniones aunque no baja su popularidad, las corcholatas no tienen su carisma aunque pretendan imitarlo. Faltan más historias de cara al proceso electoral.
